Las Tecnologías de Información y de Comunicación (TIC) en el ámbito
educativo tienen un horizonte ilimitado, siempre y cuando estos recursos cobran
sentido en el contexto particular en el que cada educador gestiona su hacer
pedagógico. Está comprobado que el uso apropiado de herramientas enriquecen sin
lugar a dudas el trabajo docente y el aprendizaje infantil.
Actualmente, a nivel
mundial se está reconociendo el potencial de las TIC como una generación que
nace y crece con ellas. Conscientes, por una parte de las ventajas de estos
recursos en el desarrollo y las oportunidades de aprendizaje o de acceso a la
información, también debemos ser conscientes de los peligros que pueden
ocasionar si no contamos con adultos informados que orienten y medien su interacción
a temprana edad. Tal situación, aún no ha quedado del todo resuelta en nuestro
sistema educativo para educación preescolar, puesto que no hace falta una mayor
alfabetización digital de educadores, hoy nos hemos preocupado más por las
herramientas, que por las personas responsables y la demanda curricular que
estas tienen al integrarlas en contextos diversos.
Es urgente conocer y
reflexionar qué, para qué y cómo utilizar estos recursos. El rol del educador
es clave como diseñador de entornos de aprendizaje y como agente transformador,
a fin de permitirle que su utilidad se maximice cuando consiga asimilarlos a su
cultura y a la de su institución educativa. Esta apropiación debe apuntar a que
cada docente descubra desde sus intereses personales, su propia realidad y
expectativas profesionales, es decir cómo tales herramientas pueden ser
utilizadas manera natural un su quehacer pedagógico.
Hoy, todavía hay más preguntas que respuestas. Diversos autores concuerdan
que aún no podemos predecir las modificaciones cognitivas que supone el paso de
una cultura basada en la escritura a una cultura digital, pero sí se evidencian
algunas diferencias entre nuestra generación (inmigrantes digitales) y las
nuevas generaciones, que han sido llamadas generación digital o de
nativos digitales. Si revisamos estas diferencias, es importante tenerlas
en cuenta al momento de diseñar experiencias de aprendizaje, especialmente
cuando en el aula estamos integrando algún recurso tecnológico. La diferencia
radica principalmente que estas nuevas generaciones:
1. Mantienen la mayoría de las veces su atención en diversas tareas y
situaciones, (conversan, escuchan música, presionan teclas o interactúan
digitalmente con algún dispositivo touch)
2. Experimentan un acceso no lineal a las fuentes de aprendizaje. Los
hipervínculos derivados de la interacción con los recursos digitales son más
familiares para ellos, que para nosotros.
3. Están creciendo en un mundo conectado.
4. La interacción con las máquinas es algo natural, no esperan
indicaciones de “cómo se hace”, sino que actúan frente a ellas como si fueran
“expertos”, sin mediar consecuencias
5. Procesan rápidamente información disponible, la selección que
realizan de esta, responde a un impulso muy rápido que no siempre es pensado,
ni implica una reflexión posterior.
Esta situación de una
u otra forma tiene implicaciones en la forma como los maestros debemos
enfrentar nuestro quehacer, de cómo concebir el currículo y cuáles son las
estrategias más pertinentes para enfrentar estos nuevos escenarios, pues tales
recursos y las nuevas generaciones demandan de una u otra manera nuevas formas
de abordar el proceso educativo, invitándonos a reflexionar conscientemente
sobre el rol que juegan las TIC en el contexto pedagógico de niños y niñas
menores de 6 años.
Estamos conviviendo
con una generación que rápidamente está pasando del clic al touch sobre las
pantallas, donde inmediatez es el accionar diario con estas herramientas. Pero,
¿estamos preparados para las demandas de esta nueva generación?, ¿cómo
responder a los cambios y crear oportunidades mejores para el aprendizaje
apoyadas por las TIC?, ¿cómo mejorar la interacción que actualmente tienen los
preescolares al utilizar las TIC?, ¿cómo favorecer más y mejores aprendizaje de
los niños y niñas en diferentes ámbitos y compartir conclusiones?
La integración de las TIC en la sala de actividades depende de las decisiones políticas de directores y educadores. Esta decisión, debería ser en respuesta a una propuesta institucional y no ser vista como un acto aislado que cubra solo un periodo de tiempo o una situación en particular. En cada institución se debe responder a un modelo pedagógico que haya sido reflexionado y consensuado por el equipo de trabajo y más aún, se debe tener presente que el accionar docente responde al trabajo con una nueva generación consumidora de TIC con posibilidades de acceso a estos recursos, situación que los distinguen de las anteriores generaciones.
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